Lunes, Noviembre 25, 2024

Prolongada sequía amenaza el suministro de agua potable en las regiones más pobladas del país

EL MERCURIO – La falta de lluvias, la escasa acumulación de nieve en la cordillera y la disminución de los glaciares ha sido constante en los últimos años y amenazan el suministro de agua potable para las próximas décadas.
En las regiones más pobladas del país existe preocupación por ese futuro que se ve cada vez más cercano y obliga a las empresas sanitarias a prevenir los escenarios adversos con mayor eficiencia y obras que significan grandes inversiones.
Donde la amenaza es más nítida es en la Región de Valparaíso, donde la situación ya ha hecho crisis en sectores rurales, principalmente de Petorca.
En el llamado Gran Valparaíso, que reúne a las comunas de Concón, Viña del Mar, Valparaíso, Quilpué y Villa Alemana, donde viven poco más de un millón de personas, con el actual escenario de sequía y optimizando el uso del embalse Los Aromos, el agua potable está asegurada hasta el año 2040, según los estudios de la Empresa de Obras Sanitarias de Valparaíso (Esval).
“De ahí para adelante, si las condiciones climáticas no cambian, hay que empezar a desalar agua del mar”, advierte el gerente general de la compañía, José Luis Murillo.
El río Aconcagua —que en su recorrido de 142 kilómetros permite el riego de cultivos agrícolas y abastece con sus aguas superficiales y subterráneas a ese Valparaíso metropolitano y las localidades que se ubican en el litoral norte de la región— hoy mantiene un caudal de solo 5,7 m{+3}/s (un 17% de su promedio histórico anual).
En tanto, el lago Peñuelas hace tiempo que es considerado solo como una reserva para casos de emergencia. Con una capacidad para embalsar 95 millones de metros cúbicos, en esta semana solo retiene 4,1 millones. Las lluvias mantienen un déficit del 74% y la acumulación de nieve registra en Portillo solo 22 milímetros.
Frente a ello, la sanitaria ha realizado obras para reforzar los sistemas, con nuevos sondeos y pozos. Desde el 2013 ha invertido $13.255 millones para enfrentar la sequía.
En la Región Metropolitana, el presidente de Aguas Andinas, Guillermo Pickering, dice que las proyecciones señalan que el caudal del río Maipo disminuirá en un 17% al año 2030, lo que equivale a 3,8 m{+3}/s menos de lo actualmente disponible para los habitantes de Santiago. “Esto, indica, porque los glaciares, que aportan el 40% del caudal, se están derritiendo”.
Se estima que al 2030, en la Región Metropolitana habrá un déficit del 25% en el agua.
Pickering explica que se están tomando medidas, y respecto de cómo paliar la falta de agua en el futuro, la empresa considera “las aguas servidas tratadas constituyen una reserva de agua segura que tiene el consumo urbano para cubrir el 100% del déficit futuro”.
En Biobío existe la misma inquietud. La falta de disponibilidad para la producción de agua potable es considerada un riesgo crítico para la compañía, dice el gerente de Empresa Servicios Sanitarios del Biobío (Essbio), Cristian Vergara.
Aclara que “no trabajamos bajo el supuesto de un día cero, sino de ir anticipándonos y adaptando nuestros procesos productivos, de modo de asegurar la entrega de agua potable a las personas en el largo plazo”.
Fuente: El Mercurio, Domingo 30 de Junio de 2019

EL MERCURIO – La falta de lluvias, la escasa acumulación de nieve en la cordillera y la disminución de los glaciares ha sido constante en los últimos años y amenazan el suministro de agua potable para las próximas décadas.
En las regiones más pobladas del país existe preocupación por ese futuro que se ve cada vez más cercano y obliga a las empresas sanitarias a prevenir los escenarios adversos con mayor eficiencia y obras que significan grandes inversiones.
Donde la amenaza es más nítida es en la Región de Valparaíso, donde la situación ya ha hecho crisis en sectores rurales, principalmente de Petorca.
En el llamado Gran Valparaíso, que reúne a las comunas de Concón, Viña del Mar, Valparaíso, Quilpué y Villa Alemana, donde viven poco más de un millón de personas, con el actual escenario de sequía y optimizando el uso del embalse Los Aromos, el agua potable está asegurada hasta el año 2040, según los estudios de la Empresa de Obras Sanitarias de Valparaíso (Esval).
“De ahí para adelante, si las condiciones climáticas no cambian, hay que empezar a desalar agua del mar”, advierte el gerente general de la compañía, José Luis Murillo.
El río Aconcagua —que en su recorrido de 142 kilómetros permite el riego de cultivos agrícolas y abastece con sus aguas superficiales y subterráneas a ese Valparaíso metropolitano y las localidades que se ubican en el litoral norte de la región— hoy mantiene un caudal de solo 5,7 m{+3}/s (un 17% de su promedio histórico anual).
En tanto, el lago Peñuelas hace tiempo que es considerado solo como una reserva para casos de emergencia. Con una capacidad para embalsar 95 millones de metros cúbicos, en esta semana solo retiene 4,1 millones. Las lluvias mantienen un déficit del 74% y la acumulación de nieve registra en Portillo solo 22 milímetros.
Frente a ello, la sanitaria ha realizado obras para reforzar los sistemas, con nuevos sondeos y pozos. Desde el 2013 ha invertido $13.255 millones para enfrentar la sequía.
En la Región Metropolitana, el presidente de Aguas Andinas, Guillermo Pickering, dice que las proyecciones señalan que el caudal del río Maipo disminuirá en un 17% al año 2030, lo que equivale a 3,8 m{+3}/s menos de lo actualmente disponible para los habitantes de Santiago. “Esto, indica, porque los glaciares, que aportan el 40% del caudal, se están derritiendo”.
Se estima que al 2030, en la Región Metropolitana habrá un déficit del 25% en el agua.
Pickering explica que se están tomando medidas, y respecto de cómo paliar la falta de agua en el futuro, la empresa considera “las aguas servidas tratadas constituyen una reserva de agua segura que tiene el consumo urbano para cubrir el 100% del déficit futuro”.
En Biobío existe la misma inquietud. La falta de disponibilidad para la producción de agua potable es considerada un riesgo crítico para la compañía, dice el gerente de Empresa Servicios Sanitarios del Biobío (Essbio), Cristian Vergara.
Aclara que “no trabajamos bajo el supuesto de un día cero, sino de ir anticipándonos y adaptando nuestros procesos productivos, de modo de asegurar la entrega de agua potable a las personas en el largo plazo”.
Fuente: El Mercurio, Domingo 30 de Junio de 2019

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