LA TERCERA – Se sabía que los trenes estarían en la cuenta del Presidente Piñera, pero su protagonismo superó toda expectativa y puso optimismo a los anuncios. Incluso desde la oposición destacaron el énfasis en las grandes obras públicas, aunque plantearon legítimas dudas sobre el plazo en que se concretarán.
¿Porqué los trenes despiertan tantos sueños y alegrías? Creo que influyen los recuerdos de infancia del rápido a Puerto Montt con su coche comedor y las verdes vistas retratadas magistralmente por Jorge González en su “tren al sur”. Pero también hay razones prácticas. Para la gente de Coronel, los tiempos de viaje a Concepción se redujeron a la mitad cuando llegó el Biotrén y el mismo beneficio tuvieron 300 mil habitantes de Quilpué y Villa Alemana con el Merval.
Más recientemente, quinientos mil capitalinos se acercaron a la metrópoli gracias al Rancagua Express y otro millón espera el tren a Maipú, Padre Hurtado y Melipilla donde los tacos se extienden por horas. Grandes ciudades conectadas con trenes de cercanía, fue la propuesta que hizo el urbanista Marcial Echenique cuando el Presidente Aylwin le encargó un plan de infraestructura para Chile. Pero entonces, surgieron los mismos problemas que deberá enfrentar este anuncio: el poderoso lobby de las industrias afectadas.
Los camioneros representan la facción más dura de esa resistencia, con sus amenazas de bloquear caminos y desabastecer ciudades si pierden un kilo de carga. Los busistas se oponen con dos caras. La ruda formada por empresarios de micros que controlan rutas y miles de empleos, y la elegante compuesta por consultores-académicos que alertan sobre elefantes blancos o subsidios millonarios, que nunca reclamaron cuando los recibía Transantiago.
Otro cuello de botella será la burocracia que ha crecido con cada nueva ley que pasa el Congreso. Además de las agotadoras evaluaciones que exige la Dirección de Presupuestos, están los estudios ambientales que pueden demorarse años si aparece una cucharita oxidada que pueda ser un vestigio arqueológico.
En este contexto, el gobierno debe ponerse las pilas. Si los camioneros se toman las carreteras corresponde aplicar la “doctrina Lagos” con Navarrete y Marinakis: ley de seguridad interior del Estado y para adentro con las amenazas. Con los busistas rudos competencia de tarifas y con los suaves, algunos seminarios para exponer sus hallazgos “científicos”y debatirlos mientras se hacen las obras.
La burocracia estatal se resuelve con liderazgo político, que en un Estado centralizado como el chileno, supone involucramiento directo del Presidente y su equipo de ministros para destrabar nudos y presiones. Solo entonces este anuncio del 1 de Junio podrá concretar el sueño de millones de chilenos, que quieren ver sus trenes conectando ciudades, puertos y aldeas.
Fuente: La Tercera, Lunes 10 de Junio de 2019
¿El regreso de los trenes? Por Iván Poduje
LA TERCERA – Se sabía que los trenes estarían en la cuenta del Presidente Piñera, pero su protagonismo superó toda expectativa y puso optimismo a los anuncios. Incluso desde la oposición destacaron el énfasis en las grandes obras públicas, aunque plantearon legítimas dudas sobre el plazo en que se concretarán.
¿Porqué los trenes despiertan tantos sueños y alegrías? Creo que influyen los recuerdos de infancia del rápido a Puerto Montt con su coche comedor y las verdes vistas retratadas magistralmente por Jorge González en su “tren al sur”. Pero también hay razones prácticas. Para la gente de Coronel, los tiempos de viaje a Concepción se redujeron a la mitad cuando llegó el Biotrén y el mismo beneficio tuvieron 300 mil habitantes de Quilpué y Villa Alemana con el Merval.
Más recientemente, quinientos mil capitalinos se acercaron a la metrópoli gracias al Rancagua Express y otro millón espera el tren a Maipú, Padre Hurtado y Melipilla donde los tacos se extienden por horas. Grandes ciudades conectadas con trenes de cercanía, fue la propuesta que hizo el urbanista Marcial Echenique cuando el Presidente Aylwin le encargó un plan de infraestructura para Chile. Pero entonces, surgieron los mismos problemas que deberá enfrentar este anuncio: el poderoso lobby de las industrias afectadas.
Los camioneros representan la facción más dura de esa resistencia, con sus amenazas de bloquear caminos y desabastecer ciudades si pierden un kilo de carga. Los busistas se oponen con dos caras. La ruda formada por empresarios de micros que controlan rutas y miles de empleos, y la elegante compuesta por consultores-académicos que alertan sobre elefantes blancos o subsidios millonarios, que nunca reclamaron cuando los recibía Transantiago.
Otro cuello de botella será la burocracia que ha crecido con cada nueva ley que pasa el Congreso. Además de las agotadoras evaluaciones que exige la Dirección de Presupuestos, están los estudios ambientales que pueden demorarse años si aparece una cucharita oxidada que pueda ser un vestigio arqueológico.
En este contexto, el gobierno debe ponerse las pilas. Si los camioneros se toman las carreteras corresponde aplicar la “doctrina Lagos” con Navarrete y Marinakis: ley de seguridad interior del Estado y para adentro con las amenazas. Con los busistas rudos competencia de tarifas y con los suaves, algunos seminarios para exponer sus hallazgos “científicos”y debatirlos mientras se hacen las obras.
La burocracia estatal se resuelve con liderazgo político, que en un Estado centralizado como el chileno, supone involucramiento directo del Presidente y su equipo de ministros para destrabar nudos y presiones. Solo entonces este anuncio del 1 de Junio podrá concretar el sueño de millones de chilenos, que quieren ver sus trenes conectando ciudades, puertos y aldeas.
Fuente: La Tercera, Lunes 10 de Junio de 2019