Lunes, Noviembre 25, 2024

El efecto de los telepeajes

EL MERCURIO – Todo indica que el cambio tecnológico representado por los telepeajes en las carreteras interurbanas ha sido un éxito. Durante el último fin de semana santo, no se observaron las enormes congestiones de años anteriores, en gran parte debido a la nueva tecnología, aunque también colaboraron otras medidas tomadas por el MOP para facilitar los desplazamientos. Así y contra lo que por años señalaron las concesionarias, se confirmó la alta incidencia del esquema de peajes manuales en la formación de “tacos” vehiculares.
Por cierto, la congestión sigue existiendo, pues las actuales concesiones, especialmente las ubicadas en los alrededores de Santiago, no tienen la capacidad para enfrentar la demanda en fechas como esas. Pero al menos, no se produjeron las prolongadas detenciones que antes se generaban a la espera de pagar los peajes. Hoy, el tráfico puede ser lento, pero es relativamente fluido, salvo cuando ocurren accidentes.
Precisamente por eso, cuando, luego de usar los telepeajes, se llega ahora a uno manual, el contraste y la sensación de pasar a una época pretérita son evidentes y advierten respecto de la necesidad de extender esta tecnología. En esa línea, varios tramos de la Ruta 5 y algunas vías transversales tendrán que ser relicitadas durante este gobierno. Lo natural será exigir en ese proceso obras adicionales (incluyendo la incorporación de telepeajes donde no existan) y ampliar el número de pistas, de manera de mejorar la calidad de servicio al usuario, reduciendo la congestión. De otra forma, pagar peajes en autopistas podría volverse muy impopular y ser percibido como una exacción injusta. La experiencia muestra que el objetivo de las concesiones debe ser reducir costos y mejorar la calidad del transporte, sin perseguirse otros fines para los cuales se dispone de instrumentos más adecuados. Por ejemplo, si se desea bajar las emisiones de gases de efecto invernadero, el camino eficaz pasa por elevar el impuesto a los hidrocarburos (en particular el diésel) y no por subir los peajes para disuadir los viajes o generarle recursos al fisco.
Con todo, cabe advertir que la introducción de los telepeajes no ha sido gratuita. Primero, debido al costo de los equipos, los que tienen que ser pagados por los usuarios o por el MOP. Y segundo, porque los concesionarios exigieron ser compensados ante eventuales morosidades, lo que en general se ha hecho por la vía de extender las concesiones. En el caso de la Ruta 68, solo fue necesario pagar el valor directo de los telepeajes, ya que si hay menores ingresos debido a morosidad, el efecto será alargar el plazo de la concesión, dado el tipo de contrato vigente.
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Fuente: El Mercurio, sábado 27 de Abril de 2019

EL MERCURIO – Todo indica que el cambio tecnológico representado por los telepeajes en las carreteras interurbanas ha sido un éxito. Durante el último fin de semana santo, no se observaron las enormes congestiones de años anteriores, en gran parte debido a la nueva tecnología, aunque también colaboraron otras medidas tomadas por el MOP para facilitar los desplazamientos. Así y contra lo que por años señalaron las concesionarias, se confirmó la alta incidencia del esquema de peajes manuales en la formación de “tacos” vehiculares.
Por cierto, la congestión sigue existiendo, pues las actuales concesiones, especialmente las ubicadas en los alrededores de Santiago, no tienen la capacidad para enfrentar la demanda en fechas como esas. Pero al menos, no se produjeron las prolongadas detenciones que antes se generaban a la espera de pagar los peajes. Hoy, el tráfico puede ser lento, pero es relativamente fluido, salvo cuando ocurren accidentes.
Precisamente por eso, cuando, luego de usar los telepeajes, se llega ahora a uno manual, el contraste y la sensación de pasar a una época pretérita son evidentes y advierten respecto de la necesidad de extender esta tecnología. En esa línea, varios tramos de la Ruta 5 y algunas vías transversales tendrán que ser relicitadas durante este gobierno. Lo natural será exigir en ese proceso obras adicionales (incluyendo la incorporación de telepeajes donde no existan) y ampliar el número de pistas, de manera de mejorar la calidad de servicio al usuario, reduciendo la congestión. De otra forma, pagar peajes en autopistas podría volverse muy impopular y ser percibido como una exacción injusta. La experiencia muestra que el objetivo de las concesiones debe ser reducir costos y mejorar la calidad del transporte, sin perseguirse otros fines para los cuales se dispone de instrumentos más adecuados. Por ejemplo, si se desea bajar las emisiones de gases de efecto invernadero, el camino eficaz pasa por elevar el impuesto a los hidrocarburos (en particular el diésel) y no por subir los peajes para disuadir los viajes o generarle recursos al fisco.
Con todo, cabe advertir que la introducción de los telepeajes no ha sido gratuita. Primero, debido al costo de los equipos, los que tienen que ser pagados por los usuarios o por el MOP. Y segundo, porque los concesionarios exigieron ser compensados ante eventuales morosidades, lo que en general se ha hecho por la vía de extender las concesiones. En el caso de la Ruta 68, solo fue necesario pagar el valor directo de los telepeajes, ya que si hay menores ingresos debido a morosidad, el efecto será alargar el plazo de la concesión, dado el tipo de contrato vigente.
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Fuente: El Mercurio, sábado 27 de Abril de 2019

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