Domingo, Noviembre 24, 2024

La energía, un Puente de integración binacional hacia el futuro, por José Octavio Bordón

EL MERCURIO – Al asumir el Gobierno, el Presidente Mauricio Macri abordó la emergencia del sector energético y priorizó con Chile su integración. Hemos transitado un proceso de desarrollo conjunto y acordamos brindarle especial empuje al sector.
A fines de 2017, se firmó un acuerdo para impulsar intercambios energéticos complementarios y de emergencia. En 2018 se firmó otro que abrió el comercio energético bilateral. Las políticas implementadas por Argentina permitieron que retornaran las exportaciones de gas de Argentina a Chile, luego de más de 10 años de haberse enervado por la crisis del sector y errores en la manera de abordarla.
Al 31 de enero de 2019 se han intercambiado más de 500 millones de m3 de gas, y en diciembre de 2018 el 46% del gas importado por Chile tuvo como origen a la Argentina.
Por ahora, la exportación está circunscrita a temporada estival, y se ampliará en los próximos años por las importantes inversiones nacionales y extranjeras con resultados y proyecciones reconocidas a nivel internacional. Los mecanismos han vuelto a funcionar y esto es saludable para la Argentina, que puede colocar en Chile una parte de su producción, y para Chile, que logra incrementar su competitividad a partir de la reducción de sus costos energéticos, asegurar la provisión del fluido y beneficiar a la población y sector productivo.
Argentina seguirá teniendo excedentes crecientes de gas durante los veranos e incrementando su producción para alcanzarlos progresivamente en la temporada invernal. Como ejemplo, Vaca Muerta es un yacimiento cuyos recursos podrán asegurar el abastecimiento energético a precios muy convenientes para todo el Cono Sur. A diciembre de 2018 la producción de shale gas creció un 233%, y el gas no convencional alcanzó el 40% de la producción nacional. También la producción de shale oil se ha incrementado un 81% interanual, tornando la exportación de crudo a Chile y a la región una posibilidad cierta.
Lo que estamos viendo es la punta del iceberg de Vaca Muerta: en 2018 la producción de esta cuenca llegó al equivalente de 340.000 barriles de petróleo diarios (entre gas y petróleo). ¡Esto representa solo el 4% del total potencial!
La energía no es solo un negocio entre dos mercados: promueve el crecimiento, el bienestar de la población, la competitividad de la producción, mejoras en el transporte y el cuidado del medio ambiente, entre otras áreas.
Argentina y Chile están recuperando su comercio hidrocarburífero; trabajan en el diseño e interconexión de los sistemas eléctricos y evalúan las complementariedades que surgen de dicha integración. Energías renovables, eficiencia energética, generación distribuida, cooperación técnica, inversiones, protocolos de soporte y de interconexión, posible salida al mundo del gas argentino vía puertos e instalaciones chilenas, adecuación regulatoria, serán con seguridad objeto de nuevos acuerdos.
Los jefes de las carteras de energía, Susana Jiménez y Gustavo Lopetegui, se reunirán el 1 de marzo en Buenos Aires para definir los pasos de esta nueva agenda. La misma se suma al incesante trabajo para el mejoramiento y fortalecimiento de otros componentes de la integración que incluyen la infraestructura, la agilización de los procedimientos fronterizos, el fomento al comercio y las comunicaciones, con nuevos acuerdos de última generación, el trabajo conjunto en Defensa, seguridad y protección de los mares y la Antártica, la interacción de nuestros pueblos y sus culturas, entre otros.
Esto traerá numerosas ventajas para ambos países y la región: la interconexión energética implicará nuevas eficiencias y mayor solidez para ambos sistemas; tanto para situaciones de emergencia como para el costo de la energía eléctrica. El comercio de gas natural implicará menores costos de generación, mayor acceso residencial, reemplazo de combustibles pesados en el uso industrial y un transporte público y privado con menores emisiones de material particulado y gases de efecto invernadero, contribuyendo a la agenda de descarbonización. Argentina y Chile asumieron exigentes compromisos en el Acuerdo de París (COP21). Una matriz energética más verde genera mayor competitividad en mercados globales más sensibles a la huella de carbón de los productos. La COP25 se realizará próximamente en Chile y trabajaremos juntos como en la presidencia argentina del G20.
La integración energética no es solo un vínculo técnico entre dos sistemas; es un puente entre el presente y el futuro para el crecimiento conjunto, sostenido y sustentable de nuestras sociedades.
Ver artículo
Fuente: El Mercurio, jueves 21 de febrero de 2019

EL MERCURIO – Al asumir el Gobierno, el Presidente Mauricio Macri abordó la emergencia del sector energético y priorizó con Chile su integración. Hemos transitado un proceso de desarrollo conjunto y acordamos brindarle especial empuje al sector.
A fines de 2017, se firmó un acuerdo para impulsar intercambios energéticos complementarios y de emergencia. En 2018 se firmó otro que abrió el comercio energético bilateral. Las políticas implementadas por Argentina permitieron que retornaran las exportaciones de gas de Argentina a Chile, luego de más de 10 años de haberse enervado por la crisis del sector y errores en la manera de abordarla.
Al 31 de enero de 2019 se han intercambiado más de 500 millones de m3 de gas, y en diciembre de 2018 el 46% del gas importado por Chile tuvo como origen a la Argentina.
Por ahora, la exportación está circunscrita a temporada estival, y se ampliará en los próximos años por las importantes inversiones nacionales y extranjeras con resultados y proyecciones reconocidas a nivel internacional. Los mecanismos han vuelto a funcionar y esto es saludable para la Argentina, que puede colocar en Chile una parte de su producción, y para Chile, que logra incrementar su competitividad a partir de la reducción de sus costos energéticos, asegurar la provisión del fluido y beneficiar a la población y sector productivo.
Argentina seguirá teniendo excedentes crecientes de gas durante los veranos e incrementando su producción para alcanzarlos progresivamente en la temporada invernal. Como ejemplo, Vaca Muerta es un yacimiento cuyos recursos podrán asegurar el abastecimiento energético a precios muy convenientes para todo el Cono Sur. A diciembre de 2018 la producción de shale gas creció un 233%, y el gas no convencional alcanzó el 40% de la producción nacional. También la producción de shale oil se ha incrementado un 81% interanual, tornando la exportación de crudo a Chile y a la región una posibilidad cierta.
Lo que estamos viendo es la punta del iceberg de Vaca Muerta: en 2018 la producción de esta cuenca llegó al equivalente de 340.000 barriles de petróleo diarios (entre gas y petróleo). ¡Esto representa solo el 4% del total potencial!
La energía no es solo un negocio entre dos mercados: promueve el crecimiento, el bienestar de la población, la competitividad de la producción, mejoras en el transporte y el cuidado del medio ambiente, entre otras áreas.
Argentina y Chile están recuperando su comercio hidrocarburífero; trabajan en el diseño e interconexión de los sistemas eléctricos y evalúan las complementariedades que surgen de dicha integración. Energías renovables, eficiencia energética, generación distribuida, cooperación técnica, inversiones, protocolos de soporte y de interconexión, posible salida al mundo del gas argentino vía puertos e instalaciones chilenas, adecuación regulatoria, serán con seguridad objeto de nuevos acuerdos.
Los jefes de las carteras de energía, Susana Jiménez y Gustavo Lopetegui, se reunirán el 1 de marzo en Buenos Aires para definir los pasos de esta nueva agenda. La misma se suma al incesante trabajo para el mejoramiento y fortalecimiento de otros componentes de la integración que incluyen la infraestructura, la agilización de los procedimientos fronterizos, el fomento al comercio y las comunicaciones, con nuevos acuerdos de última generación, el trabajo conjunto en Defensa, seguridad y protección de los mares y la Antártica, la interacción de nuestros pueblos y sus culturas, entre otros.
Esto traerá numerosas ventajas para ambos países y la región: la interconexión energética implicará nuevas eficiencias y mayor solidez para ambos sistemas; tanto para situaciones de emergencia como para el costo de la energía eléctrica. El comercio de gas natural implicará menores costos de generación, mayor acceso residencial, reemplazo de combustibles pesados en el uso industrial y un transporte público y privado con menores emisiones de material particulado y gases de efecto invernadero, contribuyendo a la agenda de descarbonización. Argentina y Chile asumieron exigentes compromisos en el Acuerdo de París (COP21). Una matriz energética más verde genera mayor competitividad en mercados globales más sensibles a la huella de carbón de los productos. La COP25 se realizará próximamente en Chile y trabajaremos juntos como en la presidencia argentina del G20.
La integración energética no es solo un vínculo técnico entre dos sistemas; es un puente entre el presente y el futuro para el crecimiento conjunto, sostenido y sustentable de nuestras sociedades.
Ver artículo
Fuente: El Mercurio, jueves 21 de febrero de 2019

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