PAUTA – Participación ciudadana, diseño urbano y realidad virtual: tres componentes que, si se complementan bien, pueden llevar a la creación de barrios y ciudades que efectivamente satisfagan las necesidades de los vecinos. Esto es lo que proponen Jorge Inzulza y Viviana Fernández, dos académicos de la Universidad de Chile, que junto a un equipo de docentes y alumnos realizaron un proyecto donde se mezcla, en su justa medida, estos tres ingredientes.
“Hacia una planificación y diseño urbano integral e inclusivo: uso de realidad virtual en procesos de participación ciudadana temprana”, es el nombre de la investigación en la cual un grupo de siete profesionales comenzó a trabajar en septiembre de 2017, y que además se adjudicó un fondo de investigación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu).
La idea inicial del proyecto surgió en base a los mismos trabajos que realizan los docentes de la facultad. Viviana Fernández, doctora en arquitectura y urbanismo por la Universidad Politécnica de Madrid, comenta que ella siempre ha trabajado en el tema de la participación, mientras que un colega suyo se ha dedicado a las diversas aplicaciones de la tecnología.
En cierto momento, cuando ambos se encontraban en Chile, él le propuso que trabajaran juntos. “Yo me entusiasmé muchísimo porque he visto que en múltiples ocasiones uno de los principales problemas que tiene la incorporación de la gente en los proyectos de arquitectura es el tema de la representación”, señala la académica en Voces de la Gran Ciudad.
“De alguna manera, esta instancia fue una sinergia perfecta entre vincular temas de participación urbana, diseño urbano y realidad virtual”, complementa Jorge Inzulza, doctor en urbanismo por la Universidad de Manchester y cabeza la investigación.
La experiencia en Pedro Aguirre Cerda
El grupo de profesionales generó una alianza con el programa Quiero Mi Barrio, para así probar la tecnología que estaban realizando en un escenario real, y no quedarse solamente en la teoría.
La Villa Alessandri, en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, fue la elegida. La experiencia virtual se realizaría en base a la propuesta de rediseño del barrio que ya había confeccionado el Minvu.
Para conseguir su objetivo los investigadores debieron realizar una serie de reuniones con la comunidad. “Lo primero que hicimos fue pedirle al Serviu que hiciera una presentación tradicional para ver la reacción de la gente. Yo me acuerdo de que trajimos los planos y lápices para que los vecinos rayaran y comentaran, pero lo único que conseguimos fue que nos escribieran en Post It algunos comentarios y preguntas”, recuerda Viviana Fernández.
Luego de dos reuniones más, llegaron con el proyecto dentro de unas gafas que permitían recorrer y observar el barrio remodelado en 360°.
“Lo que hicimos fue adelantar a la comunidad, a través de la realidad virtual, cómo dicho proyecto se va a ver cuando esté concretado”, comenta Jorge Inzulza. “Nuestra participación fue sobre una imagen ya establecida, y que ya contaba con cierta validación de la comunidad. Nosotros entramos a medio camino. ¿Y si hubiésemos entrado antes? Quizás eso hubiese sido incluso mejor”, agrega.
Teresa Jofré, trabajadora social del programa Quiero Mi Barrio de Villa Alessandri, señala a PAUTA que, según su parecer, la herramienta es muy buena si se utiliza en los tiempos adecuados, según cronograma de ejecución de los proyectos. “Es decir, idealmente en el proceso de diseño participativo y que ojalá durara hasta el diseño final”, comenta.
La trabajadora social también indica que lo ideal sería instruir lo más posible a la comunidad respecto del instrumento, explicar que el escenario presentado es una simulación y que, de todos modos, puede cambiar una vez ejecutado el proyecto.
En cuanto a la participación ciudadana, la profesora comenta que la ganancia que significa para una ciudad el hecho de tomar en cuenta la opinión de los vecinos es enorme. “Los municipios a veces tienen la mejor intención, pero al no hacer un proyecto participativo entregan algo que no es prioritario para la gente. Además, es el habitante quien más sabe de su lugar, por lo tanto de alguna manera hay que involucrarlo”, señala.
Según Inzulza, lo que se está logrando con este proyecto es regenerar los lazos de confianza desde los vecinos hacia los procesos de planificación urbana. “Cuando a uno le dicen que se van a hacer mejoras o remodelaciones en el barrio, uno piensa: ver para creer. Bueno, esto es justamente eso: ver para creer”, comenta el profesor de urbanismo.
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Fuente: Pauta, sábado 16 de febrero de 2019
El futuro de un barrio en 360°
PAUTA – Participación ciudadana, diseño urbano y realidad virtual: tres componentes que, si se complementan bien, pueden llevar a la creación de barrios y ciudades que efectivamente satisfagan las necesidades de los vecinos. Esto es lo que proponen Jorge Inzulza y Viviana Fernández, dos académicos de la Universidad de Chile, que junto a un equipo de docentes y alumnos realizaron un proyecto donde se mezcla, en su justa medida, estos tres ingredientes.
“Hacia una planificación y diseño urbano integral e inclusivo: uso de realidad virtual en procesos de participación ciudadana temprana”, es el nombre de la investigación en la cual un grupo de siete profesionales comenzó a trabajar en septiembre de 2017, y que además se adjudicó un fondo de investigación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu).
La idea inicial del proyecto surgió en base a los mismos trabajos que realizan los docentes de la facultad. Viviana Fernández, doctora en arquitectura y urbanismo por la Universidad Politécnica de Madrid, comenta que ella siempre ha trabajado en el tema de la participación, mientras que un colega suyo se ha dedicado a las diversas aplicaciones de la tecnología.
En cierto momento, cuando ambos se encontraban en Chile, él le propuso que trabajaran juntos. “Yo me entusiasmé muchísimo porque he visto que en múltiples ocasiones uno de los principales problemas que tiene la incorporación de la gente en los proyectos de arquitectura es el tema de la representación”, señala la académica en Voces de la Gran Ciudad.
“De alguna manera, esta instancia fue una sinergia perfecta entre vincular temas de participación urbana, diseño urbano y realidad virtual”, complementa Jorge Inzulza, doctor en urbanismo por la Universidad de Manchester y cabeza la investigación.
La experiencia en Pedro Aguirre Cerda
El grupo de profesionales generó una alianza con el programa Quiero Mi Barrio, para así probar la tecnología que estaban realizando en un escenario real, y no quedarse solamente en la teoría.
La Villa Alessandri, en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, fue la elegida. La experiencia virtual se realizaría en base a la propuesta de rediseño del barrio que ya había confeccionado el Minvu.
Para conseguir su objetivo los investigadores debieron realizar una serie de reuniones con la comunidad. “Lo primero que hicimos fue pedirle al Serviu que hiciera una presentación tradicional para ver la reacción de la gente. Yo me acuerdo de que trajimos los planos y lápices para que los vecinos rayaran y comentaran, pero lo único que conseguimos fue que nos escribieran en Post It algunos comentarios y preguntas”, recuerda Viviana Fernández.
Luego de dos reuniones más, llegaron con el proyecto dentro de unas gafas que permitían recorrer y observar el barrio remodelado en 360°.
“Lo que hicimos fue adelantar a la comunidad, a través de la realidad virtual, cómo dicho proyecto se va a ver cuando esté concretado”, comenta Jorge Inzulza. “Nuestra participación fue sobre una imagen ya establecida, y que ya contaba con cierta validación de la comunidad. Nosotros entramos a medio camino. ¿Y si hubiésemos entrado antes? Quizás eso hubiese sido incluso mejor”, agrega.
Teresa Jofré, trabajadora social del programa Quiero Mi Barrio de Villa Alessandri, señala a PAUTA que, según su parecer, la herramienta es muy buena si se utiliza en los tiempos adecuados, según cronograma de ejecución de los proyectos. “Es decir, idealmente en el proceso de diseño participativo y que ojalá durara hasta el diseño final”, comenta.
La trabajadora social también indica que lo ideal sería instruir lo más posible a la comunidad respecto del instrumento, explicar que el escenario presentado es una simulación y que, de todos modos, puede cambiar una vez ejecutado el proyecto.
En cuanto a la participación ciudadana, la profesora comenta que la ganancia que significa para una ciudad el hecho de tomar en cuenta la opinión de los vecinos es enorme. “Los municipios a veces tienen la mejor intención, pero al no hacer un proyecto participativo entregan algo que no es prioritario para la gente. Además, es el habitante quien más sabe de su lugar, por lo tanto de alguna manera hay que involucrarlo”, señala.
Según Inzulza, lo que se está logrando con este proyecto es regenerar los lazos de confianza desde los vecinos hacia los procesos de planificación urbana. “Cuando a uno le dicen que se van a hacer mejoras o remodelaciones en el barrio, uno piensa: ver para creer. Bueno, esto es justamente eso: ver para creer”, comenta el profesor de urbanismo.
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Fuente: Pauta, sábado 16 de febrero de 2019