Lunes, Noviembre 25, 2024

Imagen de las ciudades

EL MERCURIO – Las ciudades suscitan imágenes en las personas. Y si bien esas percepciones pueden ser a veces injustas, afectan a sus habitantes en forma directa e indirecta. Directamente, porque una buena imagen genera orgullo, identidad colectiva y cohesión social. Indirectamente, porque aumenta la demanda por visitar la ciudad y por instalar nuevas actividades, así como su capacidad para atraer profesionales y técnicos calificados. El efecto contrario sucede cuando la imagen es mala. Así se entiende hoy globalmente, donde las autoridades de las principales ciudades del mundo asumen ya el tema como una tarea clave y un capital a cuidar. En ese contexto, es ilustrativo revisar los resultados de una reciente encuesta a 12.000 personas a las que se les preguntó por su percepción de 24 ciudades del país, evaluándolas como lugares para vivir, estudiar, trabajar o visitar.
Después de varios años en que era percibida como el mejor lugar para vivir o visitar, ahora Viña del Mar fue desplazada por Valdivia, tanto entre jóvenes como entre personas de mayor edad; el cambio se ha dado en un período en que se ha desarrollado una fuerte controversia respecto de la situación y calidad urbana de la llamada Ciudad Jardín. Por su parte, Calama se ha mantenido en este ranking como la peor ciudad para visitar, estudiar o vivir, en lo que parece una percepción fuertemente instalada. Santiago, a su vez, es percibido como el mejor lugar para estudiar o trabajar, pero está en la medianía de las ciudades donde vivir, y muy abajo en la lista de lugares a visitar. Se trata aquí de algo difícil de explicar, considerando, por ejemplo, que, en las guías turísticas y publicaciones internacionales, Santiago ha pasado a ser, por sí mismo, un destino recomendado para los extranjeros.
Hay también otros resultados de la encuesta que llaman la atención. Por ejemplo, Coyhaique está evaluado en cuarto lugar en términos de medio ambiente, y en el mismo listado Santiago se ubica en el último puesto. Sin embargo, Coyhaique es, por lejos, la ciudad más contaminada con material particulado MP2.5, el más peligroso, siendo además la única ciudad chilena entre las 100 más contaminadas del mundo. Santiago, por el contrario, y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se encuentra menos contaminado que una ciudad como Valdivia. En parte, esto puede deberse a que la contaminación en Coyhaique y Valdivia se debe a la quema de leña, algo que los turistas que las visitan en verano no observan. Además, la encuesta se basa en percepciones, las que no necesariamente reflejan la realidad.
Con todo, estudios como este, que establecen clasificaciones y permiten comparar las imágenes de las distintas ciudades, pueden ser un importante insumo para el trabajo de alcaldes y concejales, y un incentivo para mejorar sus indicadores. Dicho mejoramiento pasa tanto por estrategias comunicacionales como por la adopción de medidas que se hagan cargo de las falencias, de modo de tornar más atractivas sus respectivas áreas, en una suerte de competencia virtuosa que puede traer beneficios tanto a sus habitantes como al país en su conjunto.
Ver artículo
Fuente: El Mercurio, miércoles 16 de enero 2019

EL MERCURIO – Las ciudades suscitan imágenes en las personas. Y si bien esas percepciones pueden ser a veces injustas, afectan a sus habitantes en forma directa e indirecta. Directamente, porque una buena imagen genera orgullo, identidad colectiva y cohesión social. Indirectamente, porque aumenta la demanda por visitar la ciudad y por instalar nuevas actividades, así como su capacidad para atraer profesionales y técnicos calificados. El efecto contrario sucede cuando la imagen es mala. Así se entiende hoy globalmente, donde las autoridades de las principales ciudades del mundo asumen ya el tema como una tarea clave y un capital a cuidar. En ese contexto, es ilustrativo revisar los resultados de una reciente encuesta a 12.000 personas a las que se les preguntó por su percepción de 24 ciudades del país, evaluándolas como lugares para vivir, estudiar, trabajar o visitar.
Después de varios años en que era percibida como el mejor lugar para vivir o visitar, ahora Viña del Mar fue desplazada por Valdivia, tanto entre jóvenes como entre personas de mayor edad; el cambio se ha dado en un período en que se ha desarrollado una fuerte controversia respecto de la situación y calidad urbana de la llamada Ciudad Jardín. Por su parte, Calama se ha mantenido en este ranking como la peor ciudad para visitar, estudiar o vivir, en lo que parece una percepción fuertemente instalada. Santiago, a su vez, es percibido como el mejor lugar para estudiar o trabajar, pero está en la medianía de las ciudades donde vivir, y muy abajo en la lista de lugares a visitar. Se trata aquí de algo difícil de explicar, considerando, por ejemplo, que, en las guías turísticas y publicaciones internacionales, Santiago ha pasado a ser, por sí mismo, un destino recomendado para los extranjeros.
Hay también otros resultados de la encuesta que llaman la atención. Por ejemplo, Coyhaique está evaluado en cuarto lugar en términos de medio ambiente, y en el mismo listado Santiago se ubica en el último puesto. Sin embargo, Coyhaique es, por lejos, la ciudad más contaminada con material particulado MP2.5, el más peligroso, siendo además la única ciudad chilena entre las 100 más contaminadas del mundo. Santiago, por el contrario, y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se encuentra menos contaminado que una ciudad como Valdivia. En parte, esto puede deberse a que la contaminación en Coyhaique y Valdivia se debe a la quema de leña, algo que los turistas que las visitan en verano no observan. Además, la encuesta se basa en percepciones, las que no necesariamente reflejan la realidad.
Con todo, estudios como este, que establecen clasificaciones y permiten comparar las imágenes de las distintas ciudades, pueden ser un importante insumo para el trabajo de alcaldes y concejales, y un incentivo para mejorar sus indicadores. Dicho mejoramiento pasa tanto por estrategias comunicacionales como por la adopción de medidas que se hagan cargo de las falencias, de modo de tornar más atractivas sus respectivas áreas, en una suerte de competencia virtuosa que puede traer beneficios tanto a sus habitantes como al país en su conjunto.
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Fuente: El Mercurio, miércoles 16 de enero 2019

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