MERCURIO DE VALPARAÍSO – Contar con infraestructura portuaria de alto estándar es fundamental para el desarrollo país. Sin embargo, estamos entrando en 2019 con varios pendientes relevantes en este ámbito. En el caso de la Región de Valparaíso, esto queda en evidencia al observar el retardo para materializar el puerto a gran escala en San Antonio y la reiterada postergación del Terminal 2 en Valparaíso. A esto se suma la deficiente infraestructura logística asociada -incluyendo redes viales y ferroviarias- que no da abasto para mover las cargas de un sistema portuario que apenas está a un 57% de su capacidad total.
Esto tiene un alto costo en términos de competitividad: en 2018, el puerto de El Callao, en Perú, movió casi 1,7 veces la carga de San Antonio y Valparaíso juntos, entre otras razones, porque los puertos chilenos tienen limitada capacidad de recibir naves con carga completa, de más de 15 mil contenedores, lo que obliga a los barcos a descargar en puertos extranjeros, y a las empresas, a hacer el cabotaje desde ahí, con los costos asociados que ello implica. Algunas importantes compañías navieras están priorizando a Perú en términos de inversión, llevándose recursos críticos para el país.
Para alcanzar la meta que se ha fijado el Gobierno de llegar a 2030 como un país plenamente desarrollado, debemos dejar de tropezarnos en discusiones estériles y avanzar a paso firme para recuperar nuestra competitividad portuaria.
Carlos Cruz
Director ejecutivo
Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)
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Fuente: El Mercurio de Valparaíso, domingo 06 de enero de 2019
Competitividad portuaria, por Carlos Cruz
MERCURIO DE VALPARAÍSO – Contar con infraestructura portuaria de alto estándar es fundamental para el desarrollo país. Sin embargo, estamos entrando en 2019 con varios pendientes relevantes en este ámbito. En el caso de la Región de Valparaíso, esto queda en evidencia al observar el retardo para materializar el puerto a gran escala en San Antonio y la reiterada postergación del Terminal 2 en Valparaíso. A esto se suma la deficiente infraestructura logística asociada -incluyendo redes viales y ferroviarias- que no da abasto para mover las cargas de un sistema portuario que apenas está a un 57% de su capacidad total.
Esto tiene un alto costo en términos de competitividad: en 2018, el puerto de El Callao, en Perú, movió casi 1,7 veces la carga de San Antonio y Valparaíso juntos, entre otras razones, porque los puertos chilenos tienen limitada capacidad de recibir naves con carga completa, de más de 15 mil contenedores, lo que obliga a los barcos a descargar en puertos extranjeros, y a las empresas, a hacer el cabotaje desde ahí, con los costos asociados que ello implica. Algunas importantes compañías navieras están priorizando a Perú en términos de inversión, llevándose recursos críticos para el país.
Para alcanzar la meta que se ha fijado el Gobierno de llegar a 2030 como un país plenamente desarrollado, debemos dejar de tropezarnos en discusiones estériles y avanzar a paso firme para recuperar nuestra competitividad portuaria.
Carlos Cruz
Director ejecutivo
Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)
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Fuente: El Mercurio de Valparaíso, domingo 06 de enero de 2019