EL MERCURIO DE VALPARAÍSO – No está en duda la necesidad de mejorar la Ruta 68 que une Valparaíso con la capital. La actual vía concesionada tiene un creciente movimiento que corresponde al aumento del parque automotor que se registra en todo el país, lo que supone mayor cantidad de vehículos particulares, buses y transportes de carga.
Esta realidad toca directamente a la carretera que comunica el Gran Valparaíso con Santiago y que ya resulta insuficiente para la demanda habitual, insuficiencia crítica en fines de semana extendidos como será el próximo, desde el jueves 1 hasta el domingo 4.
Frente a este cuadro se negocia desde el año pasado una serie de inversiones en la Ruta 68 que debe realizar la concesionaria Abertis, representada por Vías Chile. Su director general, Luis Miguel de Pablo Ruiz, aludiendo a la negociación, reconoció que se está “achicando” el monto de la inversión, lo que en terreno significaría mayoritariamente ejecutar mejoras en el tramo correspondiente a la Región Metropolitana. El ejecutivo dijo que se negociaban básicamente terceras pistas hasta Lo Prado, con algunas obras más.
La inversión primitiva sumaba US$ 45 millones y consideraba 12 obras, de las cuales 8 se ejecutarían en el tramo correspondiente a la Quinta Región, y los trabajos se iniciarían este año. Pero ahora todo se mantiene en la nebulosa, desconociéndose el acuerdo suscrito entre el Ministerio de Obras Públicas y la concesionaria, opacidad que aumenta tras los anuncios de una reducción en la inversión.
Lamenta la poca claridad de las negociaciones el administrador municipal de Casablanca, Alfonso Barros, quien echa de menos una comunicación con el municipio en la modificación de las licitaciones, ya que este podría aportar con opiniones y “su experiencia del día a día”. Aludiendo a la amplitud de la ruta, afirma que las dos vías actuales son insuficientes y agrega que las mantenciones deberían ser mucho más constantes.
Por su parte, el consejero regional Manuel Millones calificó de “inaceptable” que la negociación entre el MOP y la concesionaria “signifique realizar obras que en gran medida beneficien solamente a la Región Metropolitana”, pues las nuevas inversiones se ejecutarían en Santiago, Pudahuel y Curacaví.
Aquí aparece nuevamente un criterio centralista donde lo que está en juego es la seguridad de la ruta y, finalmente, la vida humana que se pone en riesgo en una vía sometida a un creciente movimiento.
La materia será analizada en la Comisión de Inversiones del Core. Sin embargo, la realidad es que ni las comunas que cruza la ruta ni el organismo representativo local tienen mayor participación en la negociación con la concesionaria, dejando así en la indefensión los intereses de la Región.
Fuente: El Mercurio de Valparaíso, Martes 30 de octubre de 2018