DIARIO EL DÍA – En una visita a la región, el embajador del agua de Holanda insistió en su premisa de que “cada gota cuenta”, aludiendo a que no solo hay que enfocarse en el recurso disponible en la superficie, sino que también en el que está bajo tierra y en el agua ya utilizada, y reciclarla a través de métodos de innovación.
Henk Ovink es uno de los hombres que más sabe de agua en el mundo. De hecho ostenta varios títulos internacionales: en 2015 fue nombrado por el gabinete holandés como el primer Enviado Especial Internacional para Asuntos del Agua, trabajó como asesor senior del gobierno del presidente Barack Obama en temas hídricos, y es actualmente Sherpa del Panel de Agua de las Naciones Unidas, entre otros.
En su calidad de experto, Ovink estuvo en la región de Coquimbo, invitado por el Gobierno Regional en el marco del trabajo colaborativo que el gobierno holandés está llevando adelante con la región.
En su visita, conversó con diario El Día sobre los desafíos del país y la zona para ganarle a la agresiva sequía que aqueja a Coquimbo, y su visión es bastante positiva. Confirmó por ejemplo que Chile tiene todos los elementos para lograr una gestión eficiente del recurso hídrico en el marco del cambio climático, pero que la convergencia de los actores —en forma de gobernanza—, es esencial para avanzar.
– ¿Cuáles son las características de Chile en cuanto a su escasez hídrica?
“Chile enfrenta muchos desafíos en términos de gestión de agua, especialmente debido a la sequía. Y esta al mismo tiempo aumenta el reto de su administración. Si bien en el pasado esta realidad solo se daba en el norte de Chile, la sequía ahora está presente en todo el país, y esto se debe a múltiples razones.
Una de ellas es el cambio climático, aunque también la demanda del agua se ha incrementado en industrias como la agricultura, minería, infraestructura, etc. Sin embargo, hay esperanza para Chile, ya que es un país muy afortunado, ya que tiene muchos recursos para lograr controlar la situación. Con todas las cuencas, los ríos, el mar, etc., podríamos lograr tener un sistema sostenible de provisión de agua. La clave está en cuidar estos recursos naturales y nos enfocarnos en disminuir el uso de agua, incrementar su reutilización y que todos los actores trabajen en conjunto”.
– ¿Cómo ve el trabajo que las organizaciones han creado en la región de Coquimbo, donde se ha logrado una estructura con esfuerzos para sortear la condición actual?
“Si miramos a Chile en todos los niveles, el agua siempre ha sido un tema en la agenda. Ese es un primer paso importante, porque si no es reconocido como un tema, la gente no piensa en eso. Lo segundo, Chile tiene una gran capacidad de investigación, en academia, el gobierno, empresas, comunidades e incluso grupos indígenas en el país, con altos niveles de conocimiento o incluso experiencia sobre cómo manejar el recurso hídrico de mejor manera. Pero la clave es que todos estos grupos converjan y esta es la parte más difícil.
Alrededor del mundo, el agua es tratada de diferentes puntos de vista y eso hace que la gestión esté fragmentada. Por lo tanto las oportunidades son claras: hay que lograr reunir la ciencia, el conocimiento y la información, los datos y unir los puntos para hacer que el agua rinda desde los distintos frentes. Desde el económico y el de los negocios, desde el del medioambiente, desde lo social y cultural. Son pasos que hay que seguir y creo que Chile lo está haciendo desde la región de Coquimbo. Para mí es un caso que provoca una inspiración a nivel mundial”.
– ¿Qué innovaciones se pueden introducir en la región para lograr una gestión eficiente del agua?
“Es importante abrazar la idea de que “cada gota cuenta”, pero si miramos el sistema actual, en general los países se enfocan solo en el agua que está en la superficie. Sin embargo, también hay agua bajo la tierra y agua ya utilizada. Si tomamos los tres elementos, se puede disminuir la demanda siendo más eficiente en su uso.
Para ello, por ejemplo, se debe aumentar la reutilización del agua a través de innovación, usándola para agricultura, por ejemplo. En segundo lugar, no solo enfocarse en el agua que está en la superficie, sino que también en la que está bajo tierra, pero el desafío está en encontrarla. Esta es uno de las pruebas piloto de la colaboración entre Holanda y Coquimbo, y así asegurar que el agua bajo tierra se convierta en un aporte similar en la provisión de agua. Así se va a balancear la extracción de agua.
Con todo, la organización es clave en la gestión, y esto es algo que está subestimado. Debe haber un cambio cultural en la forma en que nos relacionamos con el agua. Y es algo que existe aquí en Coquimbo, por lo tanto hay que hacerlo funcionar”.
– Entonces la sequía es una oportunidad para trabajar de forma mancomunada…
“Es cierto, hay una gran oportunidad, pero no hay que subestimar el desafío que hay detrás de ella. El cambio climático no es algo bueno, y tenemos que hacer algo frente a eso. Con él todo el mundo pierde, por lo tanto es una oportunidad, pero también es una responsabilidad de todos los actores.
Hay más países en el mundo que están enfrentando estos problemas de sequía con características similares a Chile. Pero la sequía no es algo precisamente nuevo. Quizá es algo nuevo para algunos lugares que hoy están habitados, pero no es nuevo en el planeta”.
Fuente: Diario El Día, Miércoles 05 de septiembre del 2018