EL MERCURIO – El Ministerio de Salud (Minsal) tiene un plan de construcción hospitalaria consistente en concluir 25 recintos que se iniciaron en la administración anterior, comenzar a construir 25 nuevos y dejar 25 en estudio o en proceso de licitación. Según estos planes, a 2026 habrá 4.000 nuevas camas en hospitales públicos. El programa volverá a impulsar los hospitales concesionados, usando un esquema que intenta evitar los problemas que han tenido estas concesiones en el pasado. Serán 18 los recintos bajo esta modalidad, incluidos algunos pequeños que se asignarán en conjunto.
Durante el gobierno pasado se detuvo la construcción de hospitales concesionados, llegando incluso a cancelarse un contrato ya adjudicado. Se argumentó que resultaban más caros que el sistema tradicional, donde es el Ministerio de Salud el que construye y mantiene los establecimientos. Sin embargo, pesaron también cuestiones ideológicas y la presión de sindicatos y trabajadores de los servicios de limpieza, alimentación y similares, que serían reemplazados por empleados o subcontratos de los concesionarios.
Un estudio de la Cámara de la Construcción y una tesis de la U. de Chile muestran que si bien —según los presupuestos del Minsal— los hospitales no concesionados tendrían en teoría menor costo, en la práctica ellos se encarecen debido a aumentos de obras, inicialmente no considerados, superiores al 30% del valor presupuestado. Considerando esto, los concesionados terminan teniendo el mismo o un menor costo de construcción, dependiendo de la tasa de interés utilizada para descontar los pagos al concesionario.
Por otra parte, si bien los hospitales concesionados de La Florida y Maipú sufrieron retrasos por causas internas y externas (el paro de 2012 en el puerto de San Antonio), la demora fue de 33% en promedio. Esta cifra palidece al compararla con el alto porcentaje promedio de retraso de los hospitales construidos por el Minsal. De hecho, los recintos de Maipú y La Florida fueron adjudicados casi simultáneamente con los de Rancagua y Calama. Los dos primeros se entregaron en forma definitiva en febrero de 2014, mientras que el primero de los construidos por el Minsal, el de Rancagua, se entregó en febrero de 2016, aun con equipos no instalados y algunas ni siquiera licitados. El problema de fondo es que el ministerio suele contratar hospitales sin haber terminado el diseño definitivo, por lo que durante la construcción tiende a introducir cambios y renegocia el contrato, lo que eleva costos y aumenta los plazos.
Esta vez el Gobierno ha modificado el esquema de concesiones para no incluir los servicios de alimentación, limpieza y otros similares. Ello debiera reducir la oposición de los sindicatos, además de evitar conflictos entre la dirección de los hospitales y el concesionario. El nuevo contrato incluye, por lo tanto, construcción y equipamiento, además de la mantención, la cual ha sido siempre un problema en los hospitales, porque no hay una línea del presupuesto destinada a este objetivo, de modo que no se le asignan suficientes recursos y la tarea la asume personal sin preparación formal. En los nuevos hospitales, con mayor tecnología, se requiere un mantenimiento regular, con personal entrenado: es otra materia en que los concesionados ofrecen ventaja.
Fuente: El Mercurio, Lunes 03 de septiembre de 2018