EL MERCURIO DE VALPARAÍSO – La Comisión de Evaluación Ambiental (CEA) Regional de Valparaíso, encabezada por el intendente, Jorge Martínez, aprobó ayer por unanimidad la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) del Proyecto Aconcagua, una planta desalinizadora que podrá paliar parte del impacto generado por la escasez de agua en el territorio.
La estructura representa una inversión de US$ 162 millones y, entre sus características, cuenta con una capacidad de producción de 1.000 litros por segundo. La iniciativa, que se instalará en el denominado “Fundo El Carrizo” de la comuna de Puchuncaví, busca disminuir el déficit del recurso hídrico que afecta a la cuenca del río Aconcagua, tanto por el menor caudal del río como por la baja sostenida de precipitaciones en los últimos años, fenómenos que podrían aumentar a causa del cambio climático.
El proyecto pertenece a Aguas Pacífico SpA, una empresa de la brasileña Patria Investments, el fondo de inversión privado más grande de Latinoamérica, con activos bajo gestión por más de US$ 12.000 millones.
OBRA PIONERA
Esta planta desalinizadora será la primera de la Región de Valparaíso y también pionera a nivel nacional en su condición multidemanda, como consumo humano, riego agrícola y fines industriales. Su tecnología será de osmosis inversa para desalinizar el agua de mar, ya probada internacionalmente y que es compatible con el medio ambiente y las comunidades del entorno, según recalca el titular.
Durante la fase de construcción, Aguas Pacífico SpA espera contratar en el peak a 1.100 trabajadores y se dará prioridad a gente de la Región de Valparaíso. También se prevé que las obras de construcción partan en el primer trimestre de 2019 y que su operación comience el año 2021, lo cual fue confirmado por el gerente general de Aguas Pacífico, Enrique Cruzat, que estuvo presente durante la votación.
Si bien el agua será captada en la costa de Puchuncaví, no será utilizada en dicha zona, sino que será almacenado en un estanque de acumulación que se ubicará en Quillota. El recurso, que será trasladado a través de una tubería, tendrá un fin industrial pero igualmente potable.
IMPACTO REGIONAL
En tanto, el intendente regional, Jorge Martínez, recalcó que se trata de un proyecto de gran envergadura que tiene una serie de impactos para la región, remarcando que la obra representa una inversión cuantiosa considerada también dentro de “los grandes proyectos sustentables”.
“Es un proyecto que fue aprobado por unanimidad en la comisión de evaluación ambiental y que, además, tiene otra característica importante y es que genera mucho empleo en su concreción”, comentó el jefe regional, añadiendo que forma parte de una estrategia territorial.
“Va a asegurar el abastecimiento y consumo de agua potable porque esta empresa lo que va a ser, en su primera fase, es proveer agua de uso industrial al cordón Quintero-Puchuncaví llegando hasta la termoeléctricas de Quillota”.
En esa línea, explicó que ello liberará una cantidad importante de agua -que utilizan actualmente- para consumo humano o agrícola.
“Desde todas esas perspectivas es un proyecto de gran envergadura, de alto impacto, que genera mucho empleo sobre todo en la fase de construcción, la que va a demorar un buen tiempo. Además contribuye a solucionar el problema del agua y lo más relevante es que ha pasado la instancia rígida del proceso de evaluación ambiental en forma satisfactoria”, subrayó.
Asimismo, insistió en la sustentabilidad de la infraestructura que abarcará en total una superficie de 85,81 hectáreas. “Desde nuestra perspectiva, además, es un proyecto sustentable, incluso la participación ciudadana ha sido bastante favorable al proyecto lo cual nos alegra mucho”, subrayó el intendente regional.
Fuente: El Mercurio de Valparaíso, Martes 31 de julio de 2018