EL MERCURIO – El economista revisa su experiencia de 842 días en el gobierno en publicación del CEP. Ve oportunidades para afinar algunas de las reformas recientes; expone la necesidad de redoblar esfuerzos para reconstruir consensos básicos y advierte que un cambio de gobierno no es suficiente para eliminar riesgos si la polarización se mantiene.
Establecer servicios mínimos más robustos y reincorporar pactos de adaptabilidad en el ámbito laboral; desintegrar o integrar por completo el sistema tributario con las necesarias compensaciones en recaudación pagadas por los mismos agentes económicos, son parte de las prioridades que el ex ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, visualiza para los próximos trimestres.
Lideró las finanzas públicas entre mayo de 2015 y agosto de 2017 y se desempeña hoy como profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica. El Centro de Estudios Públicos (CEP) acaba de publicar su ensayo “Reflexiones prácticas con 842 días en Hacienda” en el cual se enfoca en tres temas: la tensión fiscal, tres reformas emblemáticas complejas (tributaria, laboral y educación) y la disminución del crecimiento económico.
Asimismo expone lo que considera prioritario hoy, en un escenario con riesgos de que el precio del cobre no se mantenga en el tiempo y dificultades en la materialización de la inversión.
Junto a las prioridades en el ámbito laboral y tributario, en el plano educacional considera necesario tener una evaluación de cada uno de los cambios que se han impulsado, además de seguir invirtiendo más recursos en educación preescolar, conectando este esfuerzo con los que se hacen en el cuidado infantil para aumentar la participación laboral femenina.
También sugiere que la infraestructura concesionada puede escalar bastante, destacando que la creación en 2017 de la Dirección de Concesiones en el Ministerio de Obras Públicas y el Fondo de Infraestructura -si se aprueba-, son herramientas que dan más agilidad a la ejecución de proyectos.
“Hay que aprovechar que los fondos de pensiones pueden invertir en activos alternativos, entre ellos, infraestructura. Si desde la industria de pensiones hay dudas e incertidumbre respecto de cómo se tratarán estos activos en una eventual reforma, es importante clarificarlas y eliminarlas”, señala.
Por otro lado, plantea la necesidad de modernizar el proceso de otorgamiento de permisos ambientales y de otro tipo y generar mayores certezas respecto del respaldo con que podrían contar los proyectos en las comunidades donde se insertan y de parte de los actores relevantes de esas zonas.
Avanzar en la institucionalización de la Comisión de Productividad independiente es otro de los temas que ve prioritarios, destacando la positiva experiencia de acompañar los proyectos de ley de un informe de productividad, además del habitual informe financiero. Profundizar estos esfuerzos permitiría que el sistema político tome más en cuenta los efectos de sus decisiones, tanto en el diseño como en la discusión de políticas públicas, subraya.
Experiencia en Hacienda
Al referirse a su experiencia, Valdés señala que la evaluación interna en Hacienda era que si había que explicar 3 puntos porcentuales del menor crecimiento, en torno a un punto posiblemente era a causa de distintos efectos de las reformas, muchos de los cuales eran transitorios, pero la mayor incidencia era por el shock externo. Avala esta estimación comparando los resultados del crecimiento anual promedio entre 2014 y 2017 para distintos grupos de países y contrastando con economías similares, la conclusión es que Chile debió crecer en torno a 1% más de lo que hizo, y que difícilmente se podría pensar en números mayores.
Para enfrentar el shock externo, había instrumentos limitados, una política fiscal de regla estructural básicamente neutral dejando al Banco Central a cargo de modular el ciclo. Una política fiscal empeñada en una consolidación estructural gradual, era “mayor razón para una política acomodaticia” del Banco Central. Entre 2016 y 2017 implementó una política estimulativa y subió el tipo de cambio real “aunque no es claro qué pensaba la autoridad monetaria respecto del rol de los distintos shocks y el rol del instrumental monetario”, dice Valdés.
Los esfuerzos de Hacienda se concentraron en capitalizar las empresas públicas; impulsar directamente el gasto en inversión y expandir la cartera de concesiones, agregando en 2017 algunos embalses.
Racionalidad económica a las reformas
De su paso por Hacienda, Valdés reflexionó sobre cómo enfrentó las reformas del gobierno. “Se buscó incorporar más racionalidad económica a algunas reformas (tributaria, laboral, educacional y descentralización); así como modular, moderar e incluso postergar ciertos proyectos con claro impacto en la economía (Codigo de Aguas, Sernac, Ley de Pesca, glaciares, la llamada agenda laboral oculta, la ley de Isapres y la ley de sanitarias, entre otras)”, dijo.
Agrega que también se buscó atenuar el efecto de algunas de las distorsiones por las reformas y, especialmente, “acotar el miedo y la desconfianza que producían”.
Dentro de la estrategia, menciona esfuerzos para cambiar el tono de la interacción con el sector privado. Allí, la agenda de probidad y transparencia, los temas de energía y relacionados con mejorar la productividad, fueron espacios para avanzar en temas de interés común.
En cuanto a qué priorizar, dice que hoy parece necesario redoblar esfuerzos para reconstruir consensos básicos. “Temas tan básicos como la Constitución, los diseños fundantes del sistema de pensiones o del financiamiento universitario no deberían estar permanentemente bajo amenaza”, indica.
Fuente: El Mercurio, Miércoles 18 de julio de 2018