EL MERCURIO – Parece un hecho innegable que la combinación entre el cambio climático y la mayor demanda de agua -asociada a la mayor actividad económica- afecta la disponibilidad de este recurso vital para el ecosistema y para las personas. Se hace, por tanto, necesario diseñar políticas que permitan armonizar el crecimiento económico con la accesibilidad futura del agua.
En variados ríos pareciera haberse entregado más derechos de agua que los caudales existentes. Ese sería el caso del río Petorca, en que se han otorgado 3.055 lt/s, cuando la disponibilidad promedio es de 1.100 lt/s. Algo similar ocurre con las aguas subterráneas. Además, el río no tiene embalses que permitan almacenar agua para los períodos secos.
De cara al cambio climático, se hace necesario construir más embalses, pues no solo caerá menos lluvia, sino que la cota cero -que permite almacenar agua en forma de nieve y hielo- será más alta, por lo que habrá menos acumulación de nieve para el período de estío.
También se precisan cambios en la gestión del agua, lo que requiere al menos tres medidas: mejorar nuestro conocimiento de las cuencas, especialmente las subterráneas; propiciar que las especies de árboles que se planten sean adecuadas a las características hidrográficas de la zona, y optimizar la fiscalización de las extracciones y los traslados de los puntos de captación, la que es muy débil. Esto último ha quedado en evidencia en la laguna de Aculeo. Una de las causas que contribuyeron a que se haya secado fue la existencia de vecinos y agricultores con pozos no autorizados. En Petorca, en tanto, ha habido denuncias de extracción ilegal y de desplazamiento de puntos de captación de las aguas hacia las fuentes.
Un aspecto clave es contar con un sistema de manejo de cuencas más sofisticado, similar al australiano. En ese árido país, los conflictos de agua eran comunes hasta que se introdujo un nuevo esquema regulatorio. Existen derechos permanentes y transables de agua, pero la autoridad de cada cuenca determina cada temporada, en forma precisa, la disponibilidad del recurso. El agua se asigna en forma proporcional a los derechos permanentes. Esta disponibilidad temporal de agua es transable y existen mercados muy activos para ambos derechos (los cuales pagan patentes). La ventaja del esquema es que ajusta cada temporada la disponibilidad, protegiendo el uso sanitario y medioambiental. Segundo, al establecer un precio del agua cada temporada, los agricultores se adaptan, y dejan de plantar especies que usan mucha agua, a menos que sean especialmente rentables. En este último caso, es posible que sea una alternativa el agua desalinizada (o parcialmente desalinizada). Los mejores proyectos actuales tienen costos de US$ 0,58 m {+3} . En el caso de los precios actuales de las paltas, esta alternativa sería rentable, especialmente si los costos de la energía solar siguen cayendo.
Es decir, existen formas de lidiar con la escasez de agua, satisfaciendo la demanda humana y medioambiental. Esto requiere adaptaciones de los esquemas actuales de administración y uso de aguas.
Fuente: El Mercurio, Lunes 04 de junio de 2018