EL MERCURIO – Nuestro país ocupa la posición 35 en el Informe de Competitividad Mundial 2018 elaborado por la escuela de negocios IMD de Suiza y la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, sin modificación respecto del año anterior y similar a las últimas cuatro mediciones.
En los cuatro grandes factores considerados, Chile descendió desde el puesto 34 al 41 en desempeño económico, y remontó en los tres restantes: desde el 31 al 26 en eficiencia de negocios, del 26 al 24 en eficiencia de gobierno, y del 45 al 43 en infraestructura.
El ranking contempla una muestra de 63 economías y se utilizan 258 indicadores, tanto datos estadísticos de instituciones como variables cualitativas obtenidas en una encuesta anual a ejecutivos y expertos.
El informe fue presentado por los académicos de la Universidad de Chile Enrique Manzur y Pablo Hidalgo. “La conclusión es que Chile ha perdido competitividad relativa en comparación al período 2000-2010, y en los últimos cuatro años más bien se ha deteriorado”, dijo Manzur. El nivel más alto lo registró el país en 2005, con el puesto 19.
Según los académicos, variables como el crecimiento económico son muy volátiles, al punto de que si el PIB creciera 3,5% este año, este factor podría trepar desde el puesto 54 al 20. Consideran más relevantes indicadores como educación, cuyos resultados se ven a largo plazo y es un tema más estructural que puntual, así como la productividad, donde Chile ocupa el lugar 56, y salud, también en los últimos lugares.
Las primeras cinco posiciones del ranking 2018 las ocupan Estados Unidos, Hong Kong, Singapur, Holanda y Suiza. Chile continúa liderando en Latinoamérica, seguido por México en el puesto 51 y Perú en el 54. Venezuela ocupa el último lugar.
Fortalezas y debilidades
1. Desempeño económico. Los siete lugares que desciende Chile en este factor se deben principalmente al bajo crecimiento del PIB, que fue de 1,5% en 2017 frente a 1,6% obtenido en 2016. En expansión del PIB, Chile cayó desde el lugar 40 al 54 en el ranking. También influyó la baja de la inversión medida como formación bruta de capital fijo, en que pasó desde la posición 21 a la 36, y el aumento del costo de vida desde el puesto 24 al 36. (El costo de vida en dólares se mide en relación con el de Nueva York).
Exportaciones poco diversificadas por productos y países es una de las principales debilidades, con la posición 54.
2. Eficiencia de gobierno. En la mejor posición, destaca la percepción de administración de justicia, que pasó desde el lugar 35 al 27. Asimismo, disminuyó la percepción de riesgo de inestabilidad política, que pasó desde el lugar 26 al 10, y avanzó la percepción de que la legislación asegura la igualdad de oportunidades, desde el lugar 38 al 19.
Destaca también la buena evaluación de las políticas del Banco Central, donde el país vuelve a ocupar el primer lugar. En empresas estatales, Chile también tiene la mejor ubicación. Al contrario, en este ítem resalta la desigualdad del coeficiente de Gini, en el lugar 58.
3. Eficiencia de negocios. En adecuada regulación y nivel de riesgo financiero, Chile pasa del puesto 10 al 4, y ocupa el 2º lugar en servicios financieros y bancarios. En imagen país pasa desde el 18 al 11, y en comprensión de la sociedad, en cuanto a que se requieren reformas, subió en el ranking desde el puesto 48 al 27.
En este ámbito, entre las debilidades, el país ocupa la posición 56 en productividad de la fuerza laboral.
4. Infraestructura. Este factor incluye educación y salud, pero la mejor evaluación correspondió al campo energético, donde el país sube desde el lugar 34 al 17.
Otras debilidades son la cobertura de asistencia médica, con la posición 61, y baja inversión en investigación y desarrollo (54).
Entre los principales desafíos para Chile, el profesor Hidalgo menciona: revitalizar la economía, para aumentar la inversión, el crecimiento y el empleo; controlar el gasto público; implementar un plan nacional para mejorar la productividad; reforma gubernamental para reducir la burocracia y promover la inversión en investigación y desarrollo de proyectos conjuntos entre universidades, empresas privadas y sector público.
Fuente: El Mercurio, Jueves 24 de mayo de 2018