EL MERCURIO – Badenes elevados, que utilizan cajones de hormigón, complementados con obras de encauzamiento de aguas de ríos y quebradas que permanecen secos durante casi todo el año. Ese tipo de puente ha sido durante esta década la principal solución vial para combatir el aislamiento de habitantes de poblados precordilleranos de la Región de Arica y Parinacota, y mantener su conectividad con el resto del país.
Según un balance del Ministerio de Obras Públicas (MOP), desde 2012 se ha instalado, o están en vías de hacerlo, un total de 22 estructuras, con una inversión que supera los $22 mil millones.
Su distribución abarca quebradas y cursos fluviales en zonas precordilleranas y valles agrícolas de esa región del extremo norte, bifronteriza con Perú y Bolivia, además de áreas que acceden a poblados, circuitos turísticos como la Ruta de las Misiones, a parques nacionales como el Lauca, desembocaduras de ríos y humedales.
El MOP anunció que para los próximos dos años ya se definieron otros tres proyectos, con una inversión superior a los $4 mil millones. Dos de esos puentes, que están en la etapa de licitación de obras, estarán ubicados en la provincia de Parinacota, a más de cuatro mil metros de altitud, cerca de la ruta hacia el poblado de Visviri y del turístico lago Chungará.
Una tercera estructura por primera vez será instalada en el radio urbano de Arica, sobre el cauce del río San José, a casi cuatro kilómetros del borde costero y del centro de esa ciudad, en una de las más concurridas áreas de acceso a Azapa. También permitirá la conexión con la Ruta 5, en la salida sur de Arica, y se proyecta que esté operativo en 2020.
“Es una necesidad porque hay pobladores que desde hace mucho tiempo piden esa conectividad. Hay estudiantes que pasan a oscuras y arriesgando sus vidas porque hay mucha circulación de vehículos”, indicó la intendenta de Arica y Parinacota, Loreto Letelier.
Fuente: El Mercurio, Martes 22 de mayo de 2018